Hermanos

Queridos hermanos:

En el tiempo que llevo entre vosotros no solo me he reencontrado con la cofradía que bien conocía en mi vida, sino interiormente la Hermandad Sacramental identitaria que atesora un precioso legado espiritual y con grandes posibilidades pastorales.

Es cierto que la asistencia al culto semanal –cada miércoles- es numerosa y al tiempo, atesoramos y debemos cuidar un valioso grupo de jóvenes desde edades más tempranas y acólitos; prestos a servir a su hermandad y lo mejor en los nudos de la vida: a seguir creciendo en amistad dentro de ella.

Junto con los pilares fundacionales de nuestras hermandades que son el culto y la caridad, en esta etapa debemos ser creativos para sembrar nuevas realidades de formación y catequesis para distintas edades, siempre en comunión con nuestra parroquia de San Andrés.

Tenemos además las posibilidades que nos ofrece un templo histórico de la ciudad como es San Martín, nuestra Casa.

Contad conmigo como vuestro acompañante en todo aquello que necesitéis, con mi presencia, acogida y escucha.

Celebramos en este año 2025 el Año Jubilar con el lema Peregrinos de la Esperanza. Y tomando la bendita advocación de Nuestra Señora de la Esperanza, Divina Enfermera, es una preciosa ocasión para peregrinar hacia nuestro encuentro renovado con Dios en el rostro de los hermanos, de los empobrecidos y alejados, en la Misión.

De su costado traspasado brotó agua y sangre, anuncio sacramental de la Iglesia en el Bautismo y la Eucaristía. Que seamos testigos y continuadores de ese costado abierto del redentor a los latidos y signos de la vida de los demás, para dar vida.