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La Virgen del Buen Fin, un símbolo de fe y esperanza en Bagdad

La Virgen del Buen Fin, titular de nuestra hermandad, ha estado presente en Bagdad, Irak, durante más de seis meses. La razón de esta inusual visita es que el Teniente Coronel Luis Cepeda, un hermano nuestro, desplegó allí como parte del Contingente A/I XVIII (Apoyo a Irak).

Teniente Coronel Luis Cepeda

El Contingente A/I XVIII se formó sobre la base de las unidades de la Comandancia General de Ceuta. Su misión es el apoyo a la seguridad y contra el terrorismo en Irak junto a los aliados de la OTAN.

Antes de partir, un grupo de hermanos de la Hermandad entregó a Luis un cuadro con la imagen de la Virgen del Buen Fin. El cuadro fue bendecido por el páter José Manuel, sacerdote del contingente.

Durante toda la misión, la imagen de la Virgen estuvo en las dependencias de la Sección Económico Administrativa. Los militares la veneraban y la consideraban un símbolo de fe y esperanza.

La imagen de la Virgen presidió la última misa celebrada por el Contingente A/I XVIII en la Base UNION III de Bagdad. Fue un momento emotivo para todos los presentes, que sintieron la presencia de la Virgen en ese lugar tan lejano.

La Virgen del Buen Fin regresó a Sevilla el pasado mes de noviembre, pero su presencia en Bagdad seguirá siendo recordada como un símbolo de la fe y la esperanza que nunca abandonan a los soldados que se encuentran en misiones internacionales.

Altar de Maria Santísima del Buen Fin en Bagdad

Una historia de hermandad y solidaridad

La historia de la Virgen del Buen Fin en Bagdad es una historia de hermandad y solidaridad. Un grupo de hermanos de la Hermandad quiso acompañar a Luis en su misión y le entregó un cuadro con la imagen de la Virgen. El cuadro fue bendecido por un sacerdote del contingente y presidió la última misa celebrada por los militares.

La presencia de la Virgen en Bagdad fue un símbolo de esperanza para los soldados. Les recordaba que no estaban solos y que la Virgen siempre estaba con ellos.

Esta historia es un ejemplo de cómo la fe puede unir a las personas, incluso en los momentos más difíciles.