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Una esperada y necesaria restauración, el retablo de la Piedad y Lanzada de Cristo

Nuestra hermandad se congratula en anunciar el comienzo de la restauración del soberbio retablo de la Piedad y Lanzada de Cristo de la familia Cervantes que ocupa el lado derecho del presbiterio de San Martín.

Estas obras tendrán un plazo de siete meses aproximadamente y serán realizados los trabajos de fijación y restauración por el grupo de José Joaquín Fijo y Almudena Fernández.
Las gestiones de la necesaria restauración comenzaron en agosto de 2021 cuando la hermandad se acoge a su derecho de presentar solicitud en la convocatoria de subvenciones para la conservación-restauración e inventario de bienes muebles del patrimonio histórico de carácter religioso en Andalucía, resultando estar entre las primeras cuando salieron las resoluciones.

El informe técnico-histórico lo llevó a cabo nuestra hermana y doctora en Historia, Aurora J. Ortega López que además apunta en dicho informe que por las características estilísticas la obra parece salida de las manos de Juan de Oviedo el Joven y no de Isidro de Villoldo y (últimamente atribuida a Andrés de Ocampo) como se ha apuntado hasta el momento. Este autor Juan de Oviedo el Joven, que, en 1586, alcanzó el grado de maestro escultor, entallador y arquitecto y que va a trabajar de manera continuada y fructífera en Sevilla.
Los parecidos de esta obra con una de su propia gubia es la que se encuentra en el convento de Santa María de Jesús de Sevilla, al lado de la nave de la Epístola que representa a un Nazareno abrazado a la Cruz camino del Calvario.

En dicho retablo se dan dos circunstancias iconográficas que lo hacen especial:

Es este retablo el único en la ciudad que contiene a sus comitentes no exentos de la obra.

Es de los pocos que contiene una escena de la Sagrada Lanzada completa, ya que incluye además de todos los personajes habituales, al centurión Estefatón con su caña y cubo, que se encargó de dar vinagre al señor en su agonía.

Se trata de una obra singular por su notable ejecución y diseño, la calidad del dorado en cuanto a la policromía, el acierto en la propia escenografía la hacen de primer orden. A través del lenguaje propio de este retablo se puede llegar a calibrar con precisión el sentido con que estas obras se concibieron y se percibieron por los consumidores de su época.

No cabe duda que la fortuna ha querido que se conserve completa, aunque muy deteriorada en su estructura, si bien estamos ante una obra única y digna de ser restaurada.